viernes, 20 de febrero de 2015

ENTREVISTA A ADRIANA MOYA RECH 

Por: Yolanda Hunter-Alvarez


- He visto en tus publicaciones una frase que dice “la iluminación no es un lugar a donde llegar sino un sitio al que hay que volver”. ¿Qué es lo que deseas expresar con esto?

-Agradezco la oportunidad de explayarme ya que he notado que la síntesis que implica una frase tiene, por un lado un enorme potencial donde cada uno realiza una lectura que le es particular y propia y por el otro una limitación sobre las demás posibilidades de comprensión.
Suelo utilizar analogías como desmalezar, limpiar, filtrar, desandar, desintoxicar, diluir capas -con todas las limitaciones que tiene el lenguaje para describir lo indescriptible- para referirme a ese estadio previo del reencuentro con el Ser que somos, pero hay una de ellas que grafica totalmente y es la vinculada a la flotabilidad y al lastre en el buceo, que es el peso que permite sumergirse.

-Creo ver hacia dónde vas ya que usamos muchas palabras referidas a esta práctica, como bucear en el inconsciente por ejemplo.

-Si, por ahí vamos. Imaginemos una persona que decide practicar buceo. Está en su medio natural (tierra-aire) y se prepara para ingresar a otro que no lo es (agua), para ello deberá realizar algunas “acomodaciones”.
Sugiero ir simultáneamente visualizando al buzo y a esta aproximación al Ser que somos, como así también considerar como estado natural, punto de partida y de llegada “fuera del agua” y como artificial “dentro del agua”, a los efectos de esta analogía.

-Vale la aclaración, este buzo habita en tierra y no en agua.

-Así es, dentro del equipo necesario incluirá lo que se denomina lastre ya que, por el principio de Arquímedes,  necesitará para bucear vencer la flotabilidad positiva.  Es decir, para sumergirse no podrá quedarse como está, sino que recurrirá a modificaciones externas de indumentaria y equipo y/o internas. Nuestro buzo además tomará en consideración la salinidad del agua y su propio nivel de “acuaticidad” (comodidad en el medio líquido), mostrándonos que las variables son múltiples e interdependientes.
Los habrá naturalmente predispuestos y dispuestos al buceo con nulo o escaso equipamiento, hasta aquellos repletos de dispositivos; encontraremos los que decidieron sumergirse en una plácida laguna o en la inmensidad del océano…

-Empieza a vislumbrarse lo que se podría denominar perfiles de buceadores?

-Buceadores y sus circunstancias, principiantes o expertos, temerarios o moderados etc. en circunstancias calmas o agitadas, propicias o desafiantes, para nombrar solo algunas.
Espero que ya tengamos varias imágenes respondiendo a la analogía inicial.

-Más profundo, más lastre?

-Es una posibilidad, como lo es también regular el aire. Y además, dentro de las múltiples posibilidades, una vez alcanzada la profundidad inicialmente elegida, puede querer ir más profundo, menos profundo o quedarse definitivamente allí.

-O sea a mitad de camino para algunas elecciones y al final del camino para otras.

-Así es, el final del camino, un camino de un solo sentido, para el que se olvidó de donde viene, para el que se enamoró del equipo, del lastre, de los instrumentos, de los peces de colores… y a mitad de camino para el que elige regresar, quien deberá “soltar lastre” para volver a su estado natural (en esta analogía tierra-aire), lugar inicial, punto de partida y punto de llegada, o como los conceptos nos permitan nombrarlo.
También puede ocurrir que elija regresar, pero aun así no quiera, no sepa o no pueda desprenderse del lastre, o apresurarse o demorarse en el ascenso, no resultando su regreso.

-Entonces “bucear” no es para todos?

-Siento que si lo es, pero como dije anteriormente juegan un sinnúmero de variables interdependientes, puede elegirse o no elegirse, puede ser o no ser el momento propicio, puede ser o no ser la circunstancia adecuada, puede haber o no accesibilidad al equipamiento, puede presentar o no el agua la densidad correcta, o las innumerables combinaciones posibles. Sin embargo, todas y cada una de ellas son lo que deben ser, son correctas y perfectas en sí mismas.        

-Y en tu labor diaria y en lo que vas a compartir en mayo en España como se conjuga esto que has comentado?

-Consistentemente con lo que comparto, sea por el medio que sea, el primer factor a tener en cuenta es el absoluto protagonismo y autonomía de cada uno por sobre las teorías, técnicas y herramientas.
Siguiendo con la analogía, nadie sabe mejor que cada uno que clase de buzo es y en que aguas, en qué circunstancias emprendió su viaje centrífugo* o centrípeto* y en que tramo se encuentra. Saberlo mejor que nadie no implica tener plena conciencia sobre ello, ya que muchas veces es precisamente el lastre el que nos impide emprender el retorno.
Por ello mi compartir es un momento dedicado a identificar, para elegir en profunda independencia, si por el momento estoy dispuesto a soltarlo o aún preciso quedarme con él. Esto implica una profunda aceptación y respeto por el otro y sus íntimas convicciones. Estoy para quien suelta y para quien no, por ahora o por el tiempo que decida.

-He comprendido el lugar que le otorgas a las  herramientas como auxiliares, cuáles serían alguna de ellas?

-Son de distinta naturaleza. El que busca ver la demostración, consolidación, validación o ratificación de una teoría o técnica en particular por encima de todo lo demás, ha colocado el foco afuera y no en sí mismo. Las dinámicas que comparto tienen que ver con la identificación de los “lastres” que cargamos y nos impiden el reencuentro con nuestro verdadero Ser, sean de percepción, cognitivos, emocionales, comunicacionales, generacionales, transgeneracionales entre otros, a los que llamo alteradores y su contrapartida a los que denomino anidadores.  

-Cómo crees que llega una persona a tus talleres, a tus  “compartires” y  cómo crees que se va?

-Espero que más liviana. ¿Has visto el antes y el después de algunos buzos, digo antes  y después de colocarse toda la indumentaria, todos esos accesorios?  ¿Puedes aún reconocerlo?...
  

SIN SEMILLA